El éxito más importante de nuestra vida ha sido el nacimiento.
Lo sepamos o no, demostramos nuestra capacidad para imponernos a enormes dificultades con nuestra propia fuerza y determinación. Tu fuiste uno entre millones de espermatozoides que llego a fecundar y fecundó el ovulo de tu madre, para posteriormente nacer a esta realidad.
Evidentemente el tipo de nacimiento, sea cesárea, fórceps, cordón alrededor del cuello u otros y también, la actitud y disposición de la madre, influyen en nuestra apertura hacia el éxito.
En muchas ocasiones no somos conscientes de que realmente HEMOS NACIDO Y HEMOS TENIDO EXITO y nos quedamos en cómo vivimos la dificultad, sea un intento de aborto, o una dificultad inmensa para vivir durante los nueve meses de la concepción.
No queremos ser conscientes que una inmensa fuerza nos ha traído hasta este momento. La mayor parte de las veces preferimos quedarnos atrapados en las dificultades del propio nacimiento o en muertes psicológicas, que, en realidad, no se ha producido. ¡Estamos vivos! ¡Nacimos! ¡Estamos aquí! ¡Hemos tenido éxito!
Recuerdo el proceso personal de un cliente, que tuvo una madre que pensó en abortarlo, debido a unas fiebres que tuvo durante el embarazo. La consecuencia fue que, en muchos aspectos de su vida se abortaban todos sus proyectos, y la relación con sus parejas era desastrosa o inexistente. Un día descubrió en una sesión que él no había sido abortado, que simplemente estaba vivo, aunque, aparentemente, muchas de sus memorias le llevaran a la muerte. Su vida cambió. Se abrió a la vida ¡Estamos vivos! ¡Las mayores dificultades ya las hemos pasado! Nada ni nadie nos obliga a repetirlas, salvo la contumacia en el error.
Una de las consecuencias de los traumas del nacimiento y primeros años de vida es el movimiento interrumpido hacia la madre, que se da cuando en una fase muy temprana de la existencia, se produce algún acontecimiento que te desconecta de la madre y por tanto se detiene el movimiento natural hacia ella, total o parcialmente. La consecuencia es inmovilidad o parálisis donde tendría que haber fluidez.
Las consecuencias de este trauma pueden ser empresas que se paralizan o incapacidad de ir hacia la pareja, o incluso rechazo hacia un hijo o hacia un proyecto exitoso.
La sanación del movimiento interrumpido es reestablecer el movimiento, en el punto en el que se produjo, aceptando el dolor y las emociones de ese momento, y a pesar de todo, dando un pequeño paso hacia la madre. En constelaciones familiares, el método consiste en ayudar al cliente a que de pequeños pasos hacia la madre. Después de cada paso se para un momento y se mira a la madre a los ojos, y se da otro pasito. El final es llegar a donde está la madre y abrazarla. Para Bert Hellinger, creador de las constelaciones familiares, “Todo éxito tiene el rostro de la madre” No puede estar mejor dicho.
Retirarse de la madre, significa retirarse del éxito, de la vida y de las personas, aunque momentáneamente parezca lo contrario. Al final siempre se produce la separación, y finalmente el distanciamiento, que se convierte en el movimiento básico e inevitable de nuestra vida. Desde ahí, el fracaso está siempre garantizado, aunque existan pequeños éxitos parciales. Sin embargo es posible rehacer el movimiento interrumpido en todos los casos, incluso aunque pensemos que nuestra madre no nos apoyó, o que se comportó mal con nosotros, o incluso en el caso extremo de que no la hayamos conocido.
Rehacer el movimiento interrumpido, supone vincularnos de nuevo a nuestra madre y sentir su amor y su presencia detrás de nosotros, apoyándonos, aunque en nuestra infancia tuviera otra actitud. Ella nos dio el apoyo fundamental, LA VIDA. Somos lo que somos gracias a ella. Al tomar de la madre y vincularnos a ella, nos vinculamos también con la vida y, por tanto, estamos preparados para el éxito. De hecho el mismo mecanismo que nos vincula con la madre, nos vincula también con el éxito. Desde ahí el éxito no solo es posible, es inevitable.
En todos los casos hay que poder decir sin excepción “Gracias Mamá, has sido y eres la mejor madre para mí”. El camino hacia la vida y hacia el éxito queda abierto.
Te invito a leer el artículo que completa el actual. El éxito (2): Condición suficiente